sábado, 25 de octubre de 2014

Los Prisioneros: Authentic Sudamerican Rockers


Los Prisioneros (de izquierda a derecha): Jorge González (bajo y voz), Miguel Tapia (batería y coros) y Claudio Narea (guitarra y coros)
"Son hermosos ruidos/ que salen de las tiendas/ atraviesan a la gente y les mueven los pies/ baterías marchantes/ guitarras afiladas/ voces escépticas que cantan de política" Eso fue lo primero que escuché de la principal banda del rock chileno Los Prisioneros. Llegué a ellos no sé cómo, seguramente porque los vi en el line up del festival Graffiti de 1985 que se hizo en Montevideo, Uruguay. Fueron ese tema llamado We Are Sudamerican Rockers (que como todas las buenas canciones me daba la sensación particular de haberla escuchado antes) y el genial ska de Nunca Quedas Mal con Nadie los primeros que escuché. Pero los desestimé por un tiempo, imbuído por mi búsqueda del sonido inglés puro. Pero este año los volví a escuchar y definitivamente su sonido había llegado para quedarse en mi alma. Es que el trío conformado por Jorge González (voz, bajo y teclados), Claudio Narea (guitarra y coros) y Miguel Tapia (batería), oriundos de la comuna de San Miguel a las afueras de Santiago de Chile, me sacudió con sus canciones como pocos. Toda música al escucharla por vez primera tiene efectos diferentes. Te puede gustar mucho pero no te moviliza quizás, pero con Los Prisioneros pasó lo contrario. Empecé con algunos temas de su primer disco La Voz de Los '80 y luego le siguieron otros éxitos de su segundo disco, el genial Pateando Piedras.

En el tiempo que llevo escuchándolos, no me queda ninguna duda de que ellos conformaron una de las bandas arquetípicas del rock latinoamericano. Están en el mismo pedestal seguramente junto a Soda Stereo y alguna otra banda que el lector quiera insertar en la historia. Ambas bandas pueden compartir el hecho de que le hicieron frente al atraso musical y cultural en que estuvieron ambos países tras sus respectivas dictaduras militares. Pero Soda tuvo la ventaja de que se encontró con la primavera alfonsinista y el reencuentro con el fervor democrático burgués que no podría hacer frente a las esquirlas de la descomposición social iniciada por la Junta Militar en 1976. Pero lo de Los Prisioneros era mucho más difícil: Augusto Pinochet continuaba en el poder cuando ellos se formaron en 1983 y no lo abandonaría sino hasta después del plebiscito de 1988 (de todos modos, sería comandante de las fuerzas armadas chilenas hasta 1998 y luego senador vitalicio ), por lo cual el atraso socio-cultural de Chile sería más acentuado. En esa época salía al mundo una generación de jóvenes que al igual que todas las demás, veía en la autoridad un modelo que no había que seguir y que incluso en algunos casos habría de enfrentar. Pero tras el aniquilamiento de varios referentes de la anterior generación combativa (de 1973 en adelante) que había llevado a Salvador Allende al poder, y con la proscripción de los partidos políticos, no se presentaban opciones en el horizonte y entonces la única vía de escape podría ser la vía artística. ¿Por qué me detengo en estos devaneos? Porque el que crea que la música solamente es algo pasivo y no activo como la formación de agrupaciones políticas, puede estar errado en casos como este. En muchos casos, el hecho de que no aparezca ninguna opción no significa que uno deba inventarla ni mucho menos, quizás la manera de influir en la realidad sea de otra manera. La manifestación de descontento se puede canalizar por otras vías. Y es ahí cuando la alternativa artística emerge como la principal. El valor de una banda como Los Prisioneros es que, sin habérselo planteado de entrada, ellos se erigieron como una gran voz opositora al régimen neoliberal de Augusto Pinochet. Con letras como la de  Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos, No necesitamos banderas o la ya mencionada Nunca quedas mal con nadie sin dudas ellos fueron la válvula de escape de una generación oprimida.

Vamos al análisis de los discos:



LA VOZ DE LOS '80 (1984)

El debut discográfico del trío sanmiguelino fue esta bomba de descontento adolescente. Los temas habían sido compuestos cuando sus tres integrantes se encontraban en el Liceo, en su gran mayoría por Jorge González, quien también tocaba el bajo y los teclados. González fue el alma musical del grupo y el más adelantado en cuestiones musicales pero no habría logrado un disco como éste sin la actitud y el toque prolijo de Claudio Narea en la guitarra, el desenfado de Miguel Tapia en la batería y el aporte fundamental del manager Carlos Fonseca que, proviniendo de una clase social más alta, se la jugó por el grupo siendo que nadie confiaba en el rock nacional chileno en la época y menos en una banda contestataria como Los Prisioneros. El disco tiene una gran influencia de The Clash, The Cars y del rock clásico estadounidense con matices reggae y ska. Arranca con la fundacional La Voz de Los '80, todo un manifiesto del grupo que buscaba sacudir a los jóvenes para que estos se movilizaran. Le sigue la rockera Brigada De Negro, luego la estupenda Latinoamérica es Un Pueblo al Sur de Estados Unidos, una crítica al neocolonialismo y al servilismo local, luego la desfachatada Sexo, ¿Quién Mató a Marylin?, la congoja de Paramar, el reggae contestatario de No Necesitamos Banderas (personalmente, una de mis favoritas del grupo), la clashera Mentalidad Televisiva y el final con Nunca Quedas Mal con Nadie, un ska con el que el grupo sentaba posición, diciendo que no estaban dispuestos a transar con el sistema como ciertos músicos y denominados "activistas"

 -Extracto de Latinoamérica es Un Pueblo al Sur de Estados Unidos
Y el inocente pueblo de Latinoamérica
llorará si mueren Ronal Reagan o la reina
y le sigue paso a paso la vida a Carolina -de Mónaco-
como si esa gente
supiera del subdesarrollo
estamos en un hoyo
parece que en realidad

Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos
La Voz... es un gran debut porque todas sus canciones parecen éxitos sin serlo, esa es la virtud más grande que tiene este disco.

Calificación: 7/10

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PATEANDO PIEDRAS (1986)

Dos años después de su debut discográfico, Los Prisioneros deciden probar nuevos horizontes y se vuelcan hacia el synthpop, sonido en boga de la época. Este fue el inicio de la eterna disputa entre Jorge González quien propiciaba el arribo de los sintetizadores al sonido de la banda y de Claudio Narea, quien prefería el perfil rockero del anterior disco. Esto provocó que Claudio Narea interviniera en unos pocos temas del disco con su guitarra, el resto fue sintetizado por González y por la batería de Miguel Tapia. No obstante, en mi opinión personal, este es el mejor disco de la banda. Siendo que tomaron una decisión muy arriesgada como es la de cambiar totalmente el sonido en el segundo disco, donde se supone que una banda asienta lo hecho, generalmente. Pero González fue más allá en lo sonoro y exploró aún más la problematica social. Pateando Piedras es un álbum conceptual, que parece dibujar la imagen del desocupado chileno de la época que, tras la desindustrialización, se encuentra pateando piedras en la calle sin nada más que hacer. En lo sonoro lleva influencias de Depeche Mode o New Order y una veta más sombría que su predecesor. El arranque con Muevan Las Industrias marca la cancha y nos introduce a la atmósfera de desencanto de la época con la desocupación por causa del desembarco de empresas extranjeras en el país que invirtieron poco y se quedaron con ganancias extraordinarias, lo cual sigue ocurriendo hasta hoy en día en el país trasandino. Le sigue la divertida ¿Por Qué No Se Van?, un ska con el que la banda se diferencia del resto de los artistas denominados "de vanguardia" que sólo copiaban los estilos provenientes de EEUU y Europa y se quejaban de que su país no le daba suficientes oportunidades, a estos parecen contestarles que deben atender más a la realidad de su país. La tercera canción en la mejor del grupo: El Baile De Los Que Sobran es sin dudas la síntesis y el argumento de lo que el grupo ha marcado en su época. La cancion trata sobre las dificultades que encontraban los jóvenes salidos de los liceos para poder insertarse ya sea en el mercado laboral o en la educación superior universitaria, que era y aún continúa siéndolo, privatizada ("únanse al baile/ de los que sobran/ nadie nos va a echar de más/ nadie nos quiso ayudar de verdad"). A estas tres genialidades les siguen dos temas más introspectivos como lo son Estar Solo y Exijo Ser un Héroe. El lado B lo inaugura la movida Quieren Dinero, otro punto alto del disco que, comenzando con un punteo a lo western de Narea, golpea contra la inmoralidad que surge de la búsqueda del bienestar económico por parte de toda la gente. Continúa con la romántica Por Favor y la gran síntesis de Por Qué Los Ricos donde el grupo (si aún faltaban definiciones...) se define como antiburgués. Cierra el disco otro manifiesto como lo es Independencia Cultural ("influencias, sugerencias, europeos llévense su decadencia/ advertencia, vamos a declarar/ independencia cultural/ independencia cultural")-

-Extracto de El Baile De Los Que Sobran:

A otros enseñaron
secretos que a ti no
a otros dieron de verdad
esa cosa llamada educación

Ellos pedían esfuerzo
ellos pedían dedicación
¿y para qué?
para terminar
bailando y pateando piedras

Únanse al baile
de los que sobran
nadie nos va a echar de más
nadie nos quiso ayudar de verdad
Calificación: 8/10
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LA CULTURA DE LA BASURA (1987)

Quizás este haya sido el primer paso en falso de Los Prisioneros. En una veta un poco más experimental, contribuyeron con sus temas los tres miembros del grupo. El resultado es un disco que si lo habiese ayudado más la producción, seguramente habría sido mejor. En este disco tomaron más protagonismo en la composición Claudio Narea y Miguel Tapia, que compusieron por un lado y Jorge González por otro. El resultado es un disco desparejo, las incursiones de Narea en el canto resultaron muy desafinadas, de sus composiciones solamente Lo Estamos Pasando Muy Bien logró una cierta trascendencia, el resto de los temás más trascendentes de este disco fueron de Jorge González, entre los que se encuentran La Cultura De La Basura (un tema contra la chatura mental impuesta por los medios de comunicación), Que No Destrocen Tu Vida, tema de gran potencial radiofónico, con guitarreos a lo The Smiths combinados con el uso de los sintetizadores, la enojadísima Usted y Su Ambición, otra crítica anti burguesa, el otro hit Maldito Sudaca y la hilarante Pa Pa Pa (que se encuentra mucho mejor mezclada en la edición latinoamericana del disco). A estos temas tendríamos que agregarles el fundamental We Are Sudamerican Rockers, que fue lanzado en la edición latinoamericana de este disco al año siguiente. Una canción sobre la precariedad del rock latinoamericano. La Cultura de La Basura sólo se destacó por los temas señalados, el grupo necesitaba una importante vuelta de tuerca en tanto al manejo de su sonido en vivo y en cuanto a su producción. Contaban con la popularidad necesaria pero precisaban dar un salto de calidad para establecerse como un conjunto todavía más serio.

Calificación: 5/10 

Los Prisioneros dicen NO:

Para la promoción del disco, Los Prisioneros tenían planeada una gira de cuarenta conciertos en Chile que los llevarían desde Arica hasta Punta Arenas. El 28 de marzo de 1988 Los Prisioneros dieron una conferencia de prensa en la que se manifestaron públicamente a favor del No en el plebiscito que decidiría la suerte del régimen del dictador Agusto Pinochet Ugarte que, de ganar, continuaría en el cargo hasta 1997. Este pronunciamiento tuvo como consecuencia la suspensión de la gran mayoría de sus conciertos, que estaban pactados en estadios y gimnasios que se manejaban con permisos del gobierno, llegaron a realizar sólo siete presentaciones y se concentraron en la gira latinoamericana, donde se hicieron más conocidos en países como Perú, Colombia y Ecuador. El 5 de octubre de 1988, el No se impondría frente al Sí con el 55% de los votos, este resultado trajo consigo la prórroga del gobierno de Pinochet hasta 1990, cuando finalmente se realizaron las elecciones presidenciales en las que triunfaría el candidato de la concertación Patricio Aylwin.
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CORAZONES (1990)

El último disco de la primera etapa de Los Prisioneros es sin dudas el mejor producido del grupo, es el que mejor suena y sin duda alguna el de mejor factura comercial. Para mí es difícil calificar este disco sin sentir cierta aversión al concepto de disco romántico. No, Los Prisioneros no se habían transformado en Maná, pero con esta placa lograron aún más éxito en Latinoamérica. Las diferencias entre Claudio Narea y Jorge González se tornaron cada vez peores y el primero dejó la banda, por lo cual ni aparece en los créditos del disco. La producción estuvo a cargo del argentino Gustavo Santaolalla, quien siempre tuvo una visión más integral respecto de la música latina. La música viró definitivamente al techno, tanto es así que muchos fanáticos del conjunto sanmiguelino lo consideran como "el primer álbum solista" de Jorge González. Tras la partida de Narea, pasan a integrar el grupo la tecladista Cecilia Aguayo y el guitarrista Robert Rodríguez.

Recomiendo ampliamente el gran hit que tuvo este disco, el genial Tren al Sur, que tiene un gran video musical y que es, sin la menor duda, una de las piezas fundamentales del pop latinoamericano, otras canciones destacables son Amiga Mía, Corazones Rojos, Cuéntame Una Historia Original, otro gran hit como lo es Estrechez de Corazón y el buen cierre que da el tema Es Demasiado Triste. El disco, en suma, resulta el más introspectivo de la banda, y aunque no tenga la misma rebeldía discursiva de los anteriores, explora otros detalles de la sensibilidad humana. Quizás sea su trabajo más popero pero es el más agradable al oído y por eso merece la pena escucharlo.

Calificación: 7/10
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El grupo se separaría definitivamente en 1990, teniendo su última presentación en vivo en 1991 en Valparaíso. Las cuestiones internas y la imposibilidad de afrontar la partida de Narea (debido a su inmensa popularidad) marcaron esta decisión. Narea continuó tocando con su nueva banda, los llamados Profetas y Frenéticos hasta 1996, mientras que Miguel Tapia continuaría con su grupo Jardín Secreto. También se lanzarían los recopilatorios Ni Por La Razón Ni Por La Fuerza (1996) y Lo Mejor De Los Prisioneros (1998).

Reunión y nueva disolución:

Los Prisioneros, en el mega recital que ofrecieron en el Estadio Nacional (hoy Víctor Jara) en el 2001.
En 2001 el grupo confirmaba su vuelta a los escenarios. Limadas las asperezas del pasado, el grupo se propuso retomar su lugar dentro del rock chileno como la banda más popular. Para ello realizaron dos recitales en el antes llamado Estadio Nacional de Chile (hoy llamado Víctor Jara), donde llegaron a reunir a más de 120.000 personas. El concierto, está de más decirlo, fue legendarío y recorrió todo el repertorio del grupo, empezando por su época más punk, pasando por la época más tecno y finalizando con sus temas más combativos.
Lo que siguió fueron dos discos olvidables como el homónimo Los Prisioneros de 2003 y Manzana de 2005. La época de Los Prisioneros ya había pasado, y a pesar de su evolución en lo técnico (el grupo estaba sonando mejor que nunca), no se habían aggiornado lo suficiente o quizás ya el concepto de Los Prisioneros quedó caduco. En 2006, tras un nuevo escándalo entre Jorge González y Claudio Narea (aparentemente el primero se había involucrado con la esposa del segundo) la banda se disolvió definitivamente y, tal parece, las diferencias pueden llegar a ser irreconciliables. Hasta el día de hoy Narea no desaprovecha ocasión para destrozar públicamente a González, mientras que Miguel Tapia conserva su actitud mediadora y es el único de los tres que manifiesta que le gustaría volver a tocar con Los Prisioneros.

 Sudamerican losers:

Hoy en día no se puede decir que haya cambiado mucho Chile. El modelo extractivista y exportador de cobre sigue siendo el mismo, generando la dependencia de Chile para con los productos manufacturados de empresas extranjeras (principalmente de Estados Unidos). La concertación, con sus proclamas de paz, no pudo en sus sucesivos gobiernos cambiar el modelo que mantiene la educación, la salud y los aportes jubilatorios en manos de la actividad privada. Hay una efervescencia popular en Chile que se destapa cada Día del Estudiante y cada 11 de septiembre en conmemoración del Golpe de Estado contra Allende con violentos incidentes que recuerdan que aunque la miseria se guarde bajo el tapete, sigue estando ahí y que los afectados por la misma quieren soluciones. Hay una efervescencia, se podría decir, una gran polarización en verdad. Por eso las letras de Los Prisioneros siguen identificando a los jóvenes chilenos de hoy. Por eso Los Prisioneros siguen teniendo tanto impacto popular: incluso se realizó una película llamada Miguel San Miguel (de 2012) sobre los primeros años de la banda y en este momento la señal Chilevisión emite la serie Sudamerican Rockers, que amplía un poco más la historia del grupo. Hoy en día letras como El Baile De Los Que Sobran, Quieren Dinero, Maldito Sudaca o Nunca Quedas Mal con Nadie no han perdido vigencia y sus imágenes pueden ser perfectamente adaptadas a la realidad de hoy en día, incluso del otro lado de la cordillera han logrado que alguien como yo se sintiera identificado con las mismas. Al fin y al cabo, en Latinoamérica, pese a algunas pequeñas diferencias, nos une un mismo idioma y varias características sociales y demográficas similares y una misma historia de opresión por parte de la grandes países industriales, ¿Por qué no escuchar a Los Prisioneros entonces?.


Fuentes:
-http://www.musicapopular.cl/3.0/index2.php?op=Artista&id=315
-http://www.youtube.com/watch?v=mXybNVaU_2w
-http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20081004/pags/20081004171333.html

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