jueves, 8 de noviembre de 2018

Cinco poemas para leer a Carlos Drummond de Andrade



Carlos Drummond de Andrade (Itabira, Minas Geiras, 1902 - Rio de Janeiro, 1987) fue un poeta, periodista y funcionario público brasileño. En 1925 edita, junto a otros escritores la publicación La revista, la cual ayudó a la difusión de autores del naciente Modernismo brasileño, movimiento literario que buscaba la renovación de las formas estéticas y sacar al país de su aislamiento y atraso artístico. La poesía de Drummond es de un diálogo universal, desde su primer poemario titulado Alguma poesia (1930). Contemporáneo de otros poetas como Oswald y Manuel de Andrade, Cecília Meireles y Manuel Bandeira, entre otros, Drummond apostaba por una poesía mucho más directa y frontal haciendo eje en diversos problemas metafísicos. En sus composiciones, la soledad es un tema fundamental y se puede vislumbrar un existencialismo muy propio de la época, pero también una aguda crítica social (el autor estuvo ligado durante algún tiempo al Partido Comunista brasileño y era un declarado antifascista). La ironía que empleaba y su voluntad de alejarse de un excesivo lirismo fueron otras de las características de su impronta. Cabe señalar su propia definición de la labor poética que había desarrollado: "Confío en que la poesía fue una vocación, aún cuando no haya sido una vocación desarrollada consciente o intencionalmente. Mi motivación fue la siguiente: intentar resolver, a través de versos, problemas existenciales internos. Son problemas de angustia, incomprensión e inadaptación al mundo."

Murió en 1987, doce días después de que falleciera su hija.

Entre sus obras más destacadas figuran: Alguma poesia (1930), Sentimento do mundo (1940), A rosa do povo (1945), Quadrilha (1954), Liҫão de coisas (1964), Boitempo (1968), As impurezas do branco (1973), A paixão medida (1980) y Amar se aprende amando (1985).

A continuación, cinco poemas traducidos por el autor de esta nota:


LA PALABRA MÁGICA

Cierta palabra duerme a la
sombra
de un libro raro.
Cómo desencantarla?
Es la señal de la vida,
la señal del mundo.
Voy a buscarla.

Voy a buscarla la vida entera
en todo el mundo.
Si el encuentro tarda, si no la
encuentro,
no desanimo,
busco siempre.

Busco siempre, y mi búsqueda
terminará siendo
mi palabra.

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CIERTAS PALABRAS

Ciertas palabras no pueden
ser dichas
en cualquier lugar y
cualquier hora.
Estrictamente reservadas
para compañeros de confianza,
deben ser sagradamente
pronunciadas
en un tono muy especial
allá donde la policía de los adultos
no adivina ni alcanza.

En tanto, son palabras simples:
definen
partes del cuerpo, movimientos,
actos
de vida que sólo los grandes se
permiten
y a nosotros es defendido por
sentencia
de los siglos.

Y todo está prohibido. Entonces,
hablamos.

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DESPERDICIO

Soledad, no te merezco,
porque te consumo en vano.
Aún sabiendo tu precio,
calco tu oro en el suelo.

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EL ENTERRADO VIVO

Es siempre en el pasado aquel orgasmo,
es siempre en el presente aquel doble,
es siempre en el futuro aquel pánico.

Es siempre en mi pecho aquella garra.
Es siempre en mi tedio aquel acento.
Es siempre en mi sueño aquella guerra.

Es siempre en mi trato el amplio destrato.
Siempre en la misma firma la antigua furia.
Siempre en el mismo engaño otro retrato.

Es siempre en mis saltos el límite.
Es siempre en mis labios la estampilla.
Es siempre en mi no aquel trauma.

Siempre en mi amor la noche rompe.
Siempre dentro de mí mi enemigo.
Y siempre en mi siempre la misma ausencia.

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MEMORIA

Amar lo perdido
deja confundido
este corazón.

Nada puede el olvido
contra el sinsentido
apelación del No.

Las cosas tangibles
se vuelven insensibles
en la palma de la mano.

Pero las cosas lindas,
mucho más que lindas,
esas quedarán.